En el colegio fui subdirector de la casa y uno de los quince prefectos mayores. Estas funciones, junto con la de jugar en el primer equipo de rugby, me ayudaron a desarrollar mi capacidad de adaptación a diferentes situaciones y caracteres. Me han proporcionado una mayor comprensión de la naturaleza humana y de las personalidades.
Me sentí orgulloso de formar parte del Programa de Embajadores contra el Acoso Escolar. Esta iniciativa ayudó a los alumnos más jóvenes a enfrentarse al acoso y a su impacto en las escuelas.
Durante el verano, fui voluntaria en un banco de alimentos local en las Bahamas. Cada fin de semana empaquetábamos y distribuíamos alimentos a 3.000 familias de la pequeña isla en la que vivo. También tuve la oportunidad de ayudar a Global Empowerment Mission con su Iniciativa Informática de Bahamas en Abaco.
Estar en una gran escuela de inglés y luego volver a casa, a la isla en la que crecí en las Bahamas, para enseñar en campamentos de surf y hacer voluntariado en labores filantrópicas, ha reforzado mi fascinación por vivir en dos culturas a la vez y espero haber desarrollado mi capacidad para comunicarme y ayudar a entender nuestro diverso mundo.